Enciclopedia jurídica

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Geopolítica

Dentro de la concepción de su sistematizador, Karl Haushofer, es la ciencia que trata de la dependencia de los hechos políticos con relación al suelo.

Un profesor sueco, Rudolph Kjellen, le dió en 1917 su denominación actual, la que formó con las voces griegas geo, que

significa mundo, y politikos que indica lo relacionado con el Estado. Aunque desconocida en Grecia, la geopolítica se desarrolló espontáneamente como una manifestación de la vida de los pueblos agrupados en colectividades organizadas. Tiene origen lejano.

Egipto la aplicó en el Valle del Nilo, caldea-asiria se valió de ella entre el Tigris y el eufrates, Roma la utilizó en la cuenca del mediterráneo.

Ciencia y arte, a la vez la geopolítica supera bajo el primer punto de vista, a la geografía política, a la que pone -por así decirlo- en movimiento, y constituye, bajo el segundo, la aplicación práctica de los preceptos que fórmula, la geopolítica es la ciencia de las relaciones de ámbito mundial de los proceso políticos. Esta basada en los amplios cimientos de la geografía, especialmente de la geografía política, la cual es la ciencia de los organismos políticos en el espacio y de la estructura de los mismos. Además, la geopolítica se propone proporcionar los útiles para la acción política y las directrices para la vida política como conjunto.

De este modo, la geopolítica se convierte en un arte, es decir, el arte de guiar la política práctica. La geopolítica es la conciencia geográfica del Estado.

Se diferencia la geopolítica de la geografía política en que convierte su carácter descriptivo y estático en función investigadora y dinámica. Indaga causas y prevé efectos. Suministra a la política de poder nacional y a su estrategia de hecho, en la paz y en la guerra, soluciones de aplicación mas o menos inmediata. No cabe duda acerca de su utilidad para todo país que quiera conocer cuales son las consecuencias políticas presumibles de su situación geográfica.

En 1933, cuando Adolf Hitler tomó el poder en Alemania, la geopolítica fue puesta al servicio del Estado a cuyos fines sirvió eficazmente. Haushofer había ya fundado en Munich, en 1924 el Instituto de geopolítica. Y, en su famosa "Zeitschrift fue geopolitik", revista periódica que publicará, colaboraron autores de diversas nacionalidades.

En la posguerra de 1939-45, la geopolítica es ciencia de que se valen, para apoyar sus respectivos objetivos político/internacionales, todas las grandes potencias.

Tal ciencia se integra merced a tres elementos esenciales: la geografía, la política y la historia. Y ella sustenta el criterio de que la posición geográfica determina la política de cada país. Los actos de esta política crean, a su vez la historia. Por su parte, la historia-que brinda la experiencia de los hechos acaecidos- también influye en las decisiones geopolíticas. Hay, por consiguiente, un juego de relaciones recíprocas entre los tres elementos. Factor capital de las relaciones internacionales es, según la geopolítica, la inestabilidad.

Ella estimula una función dinámica, contraria a la permanencia y estabilidad de la política internacional del equilibrio, propia de la Europa del siglo XIX. Un Estado debe arrollar, en cumplimiento de su destino histórico, a los demás. Superando la técnica del imperialismo, esta ciencia impulsa la resurrección de un Estado Universal. La geopolítica desconoce todo mantenimiento de un equilibrio de poderes.

Paulatina y acaso inconscientemente, la geopolítica se ha venido formando por la doctrina de varios científicos, que fueron los antecesores de su estructuración.

El militar prusiano, barón Dietrich heinrigh Von Bulow, sostenía en
1798 que había, al par de una estrategia militar, una estrategia política.

Que las guerras en Europa eran una consecuencia de la lucha de los grandes estados para alcanzar sus fronteras naturales.

Que tales fronteras-mares, ríos y montañas- influían decisivamente en su formación política. Y que las cuencas hidrograficas tenían valor estratégico primordial. Karl RitteR, eminente geógrafo alemán, declaró en 1817 que los estados evolucionaban como si fuesen seres vivientes, y que la historia de los pueblos se hallaba determinada por su geografía e influida por el clima de su territorio. Un historiador alemán notable, heinrich Von Treitschke, glorifica en
1879 la guerra por la guerra misma y desarrolla la idea del lebensraum, o sea del espacio vital, fundando en ella el destino
político futuro de Alemania.

Otro eminente geógrafo alemán, friedrich Ratzel, autor en 1882 y
1897 de dos importantes obras, formula la ley de los grandes espacios con base en siete proposiciones extraídas de la historia de la expansion territorial de los grandes imperios y manifiesta que "un

gran espacio mantiene la vida". Y, por último, el ya citado kjellen escribe en alemán, en 1917, una obra capital en la que desarrolla la teoría evolutiva del Estado como forma de vida, y al que considera un "organismo viviente con varias funciones" en tal doctrina se nutre la geopolítica para explicar, en virtud del determinismo geográfico- social, cuales son las tendencias y como se manifiestan los acontecimientos políticos que caracterizan la vida de los pueblos. Los grandes espacios y las razas superiores son la base del poder nacional. Uno y otro ambiente, el geográfico y el social,
condicionan, en carácter de factores básicos, el asiento de la estructura política de los estados. El primero suministra un clima benéfico o nocivo, facilita o dificultad con la topografía las comunicaciones, enriquece o empobrece con una fauna, flora y geologia abundantes o escasas, extiende o reduce con accidentes geográficos diversos el territorio de los estados. Porque existe una tendencia incontrastable de los estados hacia la consecución de fronteras naturales. Y el segundo favorece o perjudica con la constitución racial, la gravitación de hombres representativos y la formación de una conciencia popular.

La adecuada dosificación de los elementos de cada uno de estos factores y su recíproco equilibrio aseguran la unidad política nacional. Se opera así un proceso de adaptación de la estructura política de un país a las condiciones que le ofrecen sus ambientes geográfico y social.


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